Estados Unidos tendrá elecciones presidenciales y todo indicaría que nuevamente, como en el 2020, la disputa se dará entre el representante demócrata y actual presidente, Joe Biden, y el republicano Donald Trump.
El 2024 será un año movido para la política internacional, presentará un menú con elecciones en todo el globo y de distintos calibres políticos. Una de las más trascendentes e influyentes para el mundo será la de Estados Unidos que se será en noviembre y se llevará gran parte de las miradas de todo el mundo.
Al tratarse de la contienda de uno de los países más influyentes a nivel mundial, lo que ocurra en la disputa electoral no solo afectará a Estados Unidos, sino que también al resto de la economía y el mapa político mundial.
“Siempre interesa lo que pasa allí porque muchas veces anticipa algunas de las cosas que después vemos en el resto del mundo, corrientes políticas, ideológicas, culturales o tendencias económicas. Tiene una centralidad que es innegable”, comenta Luciano Moretti, Licenciado en Ciencias Políticas (UNL).
Facundo Cruz, politólogo, docente e integrante del Centro de Investigación para la Calidad Democrática (CICaD) afirma que “una cosa es un mundo con el Partido Demócrata y las figuras que tiene hoy, entre ellas Joe Biden, y otro mundo es con Donald Trump (Republicano)”.
Profundizando sobre la posible vuelta del expresidente de la Casa Blanca, asegura que el Partido Republicano “fue radicalizando y polarizando su discurso en su enfrentamiento con el espacio demócrata. Hace algunos años, tenía un núcleo de coincidencias que ahora es cada vez más restringido”.
“Lo que aparece en juego, en términos de la política internacional, es cuál va a ser el papel que va a tener Estados Unidos en el reordenamiento del orden geopolítico internacional”, indica el Licenciado en Ciencias Políticas.
La cuestión se dirimirá en “si va a ser una potencia más agresiva sobre todo frente a China, o si va a ser una potencia más benevolente de intentar incorporar o subordinar el resto de los países a su lógica”.
También será clave para saber qué rumbo político tomará el país en cuestiones políticas que tienen que ver con el cambio climático, en materia energética, presencia militar en diferentes partes del mundo, el tema migratorio, entre otras cuestiones. Por otra parte, la forma en que queden conformadas las cámaras del Capitolio será determinante.
Si bien se espera que haya internas en los dos grandes partidos, todo indicaría que nuevamente la presidencia se dirimirá entre Biden y Trump. “Esto habla de un cierto estancamiento de la dinámica política de Estados Unidos que no puede escapar de esas dos figuras centrales. Una sociedad que internamente en lo político parece cada vez más polarizada, fraccionada”, analiza Moretti.
El impacto en América Latina
¿Cómo repercutirá la elección en la relación de Estados Unidos con Latinoamérica? ¿El resultado modificará los lazos existentes? El politólogo y docente Facundo Cruz cree que “no cambia mucho el vínculo, ya sea que gobierne Trump o Biden. Sí ocurre que Trump tomó decisiones en términos económicos y financieros que impactaron en la economía mundial y que no han sido positivas para AL en términos de comercio internacional”.
A pesar del cambio de signo político en la presidencia, Estados Unidos sostuvo ciertos lineamientos en su trato para América Latina a lo largo de los años porque según Moretti “son cuestiones estratégicas que van más allá de quién gobierne”.
“Hay un tema que es la presencia de China en la región que es algo que le preocupa al Pentágono y eso es independiente de las administraciones”, puntualiza el politólogo.
Entrando en el terreno sobre cómo podría impactar en términos políticos una posible victoria de Trump, Cruz opina que “sería como un faro en materia ideológica para presidentes como Javier Milei”.
Lo mismo ocurriría en otras regiones, ya que agrega que “envalentonaría a dirigentes como Jair Bolsonaro y potenciaría a quienes se identifican con la derecha más extrema como José Antonio Kast en Chile”.
Por otra parte, Moretti batalla que “en general las administraciones demócratas son menos agresivas con América Latina, suelen ser un poco menos intervencionistas”. Sin embargo, “eso no quiere decir que nos vayan a permitir otro acuerdo con el FMI para renegociar el pago. Defienden sus intereses”.
