La clase media ya no representa el grueso de la sociedad del país. Aunque muchos se autoperciben como parte de este grupo social, ya no les alcanzan los ingresos para pertenecer.
Con el salario mínimo y pretendido más bajo de la región, no caer en la pobreza es uno de los desafíos a los que se enfrenta diariamente la clase media argentina, en un contexto de fuerte caída del poder adquisitivo y, por tanto, del consumo.
De acuerdo a la consultora W, de Guillermo Olivetto, y en un análisis basado en datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del primer trimestre de 2024; para ser de clase media alta, es necesario que el ingreso mensual del hogar neto sea de $1.800.000. En lo que respecta a la clase media baja, el ingreso debe alcanzar de mínima los $900.000 y los $800.000 en el caso de la clase baja superior (no pobre). Aquellos que se encuentran en situación de pobreza perciben un ingreso de $280.000.
En tanto, la participación de cada estrato social sobre el total de la población es del 37% para la clase baja, 16% clase baja superior, 25% clase media baja, 17% clase media alta y solo 5% clase alta.
“Todas las capas sociales se tuvieron que achicar. Hay una motosierra en la vida cotidiana transversal y vertical. En muchas actividades y en todas las clases sociales”, advirtió Olivetto en diálogo con LN+. “El PBI cayó 5% entre 2011 y el primer trimestre 2024 (…) y el consumo de productos básicos tuvo un derrotero todavía mucho peor”: Entre 2011 y el primer semestre de este año, cayó 16% en volumen, lo que equivale a un -29% per cápita.