Nova inauguró su nueva planta en Cañada de Gómez para desarrollar este negocio, que cuenta con muy pocos actores a nivel mundial.
Luego de invertir u$s 12 millones, la empresa Nova inauguró ayer en Cañada de Gómez su planta de producción de enzimas. Se trata de insumos desarrollados a partir de la biotecnología y que se aplican en un amplio abanico de cadenas productivas, como la alimentación, farmacéutica, combustibles y construcción. La nueva fábrica apunta a sustituir importaciones y captar el mercado latinoamericano.
Aislar proteínas y producir enzimas para ser utilizadas en diversos procesos productivos implica un alto desarrollo tecnológico. Hay tres grandes multinacionales que se disputan el mercado mundial. En Santa Fe están las únicas dos empresas del rubro en América latina. Para el ministro de Producción de la provincia, Daniel Costamagna, que estuvo presente en el acto inauguración, es “un antes y un después” .
Para el CEO de Nova, Mauro Piva, la inauguración de la planta es “un sueño cumplido” luego de nueve años de trabajo. El mercado es tentador: en el país se importan enzimas por u$s 100 millones al año y en Brasil por u$s 300 millones. “Desde México hasta Argentina no hay empresas que desarrollen y produzcan enzimas y, mirando la problemática logística y operativa a nivel global, consideramos que podemos perfectamente competir con las multinacionales”, señaló. El empresario santafesino confía en ocupar el 20% del mercado regional en tres años.
Por ello, ya está pensando en triplicar la producción de la moderna nave industrial inaugurada ayer. Con alguna excepción, el equipamiento de la nueva fábrica es casi todo nacional. El financiamiento fue con fondos propios. Son 1.500 metros cuadrados, equipados con tecnología de última generación para la producción a gran escala y la purificación de las enzimas.
Nova es una empresa familiar fundada hace 37 años en Cañada de Gómez, para fabricar productos para la protección y el crecimiento de los cultivos. Hace 20 años comenzaron a desarrollar productos biológicos. Y luego abrieron la unidad de biotecnología, apuntando a las enzimas industriales. “Era impensado entrar en el mundo de la ingeniería genética, pero lo hicimos con esfuerzo e innovación”, destacó Piva, quien llamó a “soñar en grande”. El negocio mundial de enzimas está en pocas manos y, para el empresario, eso es “una gran oportunidad”.
Las proteínas tienen aplicación en la industria de la alimentación (láctea, panificación, cervecera, vitivinícola), alimentación animal, biocombustibles y textil. También en la elaboración de detergentes, en el sector farmacéutico, la construcción y la actividad petrolera. “Prácticamente en todos los sectores las enzimas pueden llegar a ser protagonistas en algún momento”, explicó. A través del diseño de “fabriquitas” con microorganismos que puedan sintetizar cualquier tipo de proteínas, se eficientizan o aceleran procesos productivos. Es el caso de la quimosina con el queso. Hay cientos de enzimas para distintos usos y en Enzi Nova ya van por 12.
La empresa cuenta con un plantel de 200 personas en Argentina y 20 en Brasil. Pero es un piso más que un techo ya que la búsqueda de mano de obra calificada está a la orden del día en un sector de dura competencia por los recursos humanos.