A 11 años de la sanción de la Ley del Matrimonio Igualitario, se confirmó que solo uno de cada 67 matrimonios igualitarios terminó en divorcio, y en el caso de los matrimonios heterogéneos, una pareja de cada dos que se casaron, terminó separándose.
El 15 de julio de 2010 se aprueba la Ley de Matrimonio Igualitario y Argentina se convierte en el primer país en América Latina y el Caribe en conquistar este derecho, y en el número 15º a nivel mundial.
Según datos suministrados por el Registro civil porteño, se estableció que solo uno de cada 67 matrimonios igualitarios celebrados en la última década terminó en divorcio, mientras que en la población en general se separó una pareja de cada dos que se casaron.
Desde 2010 hasta fines de junio de 2020 se celebraron 5.924 matrimonios igualitarios, lo que representa el 4,48% del total de enlaces formalizados ante esa dependencia en el mismo período (que sumaron 132.226).
Sin embargo, si se analiza la incidencia de los divorcios, la proporción no se mantiene: la primera separación legal en la Ciudad de una pareja del mismo sexo se produjo recién en 2017 y desde entonces se han registrado solo 88 divorcios, lo que representa casi el 0,13% de ese tipo de registro desde 2010 (70.387).
Hay que tener en cuenta que el promedio histórico de duración del matrimonio de todas las parejas que se separaron en la Ciudad desde 1975, es de 20 años.
¿Por qué se cree que puede darse esta diferencia tan marcada?
“Uno de los principales argumentos de los detractores de la norma era que nuestras parejas no eran estables y que por lo tanto no era conveniente darles tanta formalidad”, recordó la titular del Instituto contra la Discriminación de la Defensoría del Pueblo la ciudad y una de las principales impulsoras de la norma desde su cargo de presidenta que por entonces ejercía en la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT), María Rachid.
Para Rachid, la baja incidencia de divorcios en la comunidad LGBT+ “no tiene que ver con que nuestras relaciones sean tan distintas a las heterosexuales”, sino con el hecho de que “para llegar a constituirnos como familias, tenemos que romper con un montón de mandatos y esto implica una mayor reflexión”.
En el caso de la ciudad de Reconquista y la Región, al Consultarle a la Dra. María Eugenia Baccarezza, comentó que las estadísticas son similares a lo que mencionamos anteriormente, es decir, se llevan adelante más divorcios dentro del plano de los matrimonios heterogéneos que de los igualitarios.
Se puede considerar que los matrimonios igualitarios se han convertido en un avance que no comprende únicamente a lo social, sino que se trata también de un progreso en lo que respecta a la relación con la pareja. Como bien expresa la la titular del Instituto contra la Discriminación de la Defensoría del Pueblo, las relaciones en la comunidad LGTB+ están completamente aisladas de las convenciones culturales impuestas, a lo largo de la vida, por la misma sociedad.
Hoy en día cuando hablamos de el “amor” ya no lo relacionamos únicamente a la unión entre un hombre y una mujer, sino que hemos logrado incorporar esta palabra a un sin fin de significados. El amor ya no está atado a lo que ideológicamente se nos fue incorporando, se volvió libre y de transformación constante.