La moda circular o sustentable es una práctica que incentiva la reutilización de la ropa y sobre todo busca crear conciencia sobre la contaminación que puede generar una prenda de vestir.
Se trata de una práctica que incentiva la reutilización de la ropa y busca crear conciencia sobre la contaminación que puede generar una prenda de vestir desde su producción hasta su desintegración. La premisa de esta tendencia es mantener los productos en circulación la mayor cantidad de tiempo posible, y en la actualidad se encuentran en ferias, redes sociales y hasta en locales comerciales.
Lo cierto es que la moda circular llegó para quedarse, porque replantea el presente y el futuro de la moda y de toda la industria textil, y se enmarca en un concepto conocido como “Economía Circular”. Como es sabido, esta industria es la segunda causa más grande de contaminación a nivel mundial y el concepto de moda circular tiene por fundamento las segundas oportunidades para la ropa que aún puede ser usada.
En este sentido, la ingeniera ambiental Luciana Manelli indicó que “es urgente implementar un cambio de modelo, porque en el ciclo de vida de una prenda se utilizan recursos renovables y no renovables, y el impacto que genera en el ambiente no es sólo durante su producción, ya que en el lavado de las prendas sintéticas se liberan 16 veces más micro plásticos que los cosméticos”, argumentó.
“Necesitamos preguntarnos con más frecuencia qué necesitamos realmente, quién hizo mi ropa y qué hay en mi ropa, y por ejemplo, con qué recursos o insumos están hechas: como agua, tintes, mano de obra, entre otras cuestiones. Cuando tenemos una prenda, siempre va a ser más sustentable esa que ya existe y tenemos, que cualquier otra que adquiramos, por eso es tan importante y fundamental extender su vida útil lo más posible: cuidarla, arreglarla, reformarla, donarla y transformarla, antes de que sea descartada”, explicó.
Moda rápida vs moda circular
Por su parte, Hugo Notaro, consultor en Sostenibilidad y Economía Circular comentó que “la industria de la moda y en particular lo que en los últimos años se denominó moda rápida o fast fashion, es uno de los ejemplos más exacerbados del modelo dominante de producción y consumo basado en “extraer-producir-tirar”, comúnmente llamado economía lineal”.
En este sentido explicó que “la moda rápida tiene un altísimo costo ambiental” y los datos que se desprenden de su análisis son alarmantes. En primer lugar, el cultivo de algodón es muy demandante de agua y en el caso de las fibras sintéticas que provienen de combustibles fósiles, y se estima que se producen más de 100.000 millones de prendas por año y la mayoría de ellas terminan en vertederos. Además, es una cadena de valor con una enorme huella de carbono que abarca todo el ciclo de vida de los productos: cultivos y producción de fibras sintéticas, confección, venta de prendas, etcétera”.
En tanto, añadió que “los productos de moda rápida viajan miles de kilómetros por avión o barco para llegar a su destino y en general las condiciones laborales en las fábricas de ropa de todo el mundo a menudo son noticia por condiciones laborales inseguras, abusivas, sueldos bajos, etc”.
Además, el especialista indicó que “la Economía Circular propone estrategias en el sentido contrario a la moda rápida, pensando en una perspectiva sostenible para que la industria textil deje de ser una de las de mayor impacto ambiental y sus acciones se orienten a patrones de nuevos diseños que consideren el fin de uso del producto, la reutilización de prendas, la revalorización de fibras, el reciclado de los materiales, el menor consumo de agua en las etapas industriales y el reemplazo de materiales”.
“Sin dudas –valoró- la transición hacia estas estrategias circulares en la industria de la moda redundará en la mitigación las externalidades negativas de una de las industrias más impactantes del planeta”.