Las costas de la Península de Valdés, en la provincia de Chubut, reconocida por el turismo y avistaje de ballenas, se tornó en un preocupante cementerio al conocerse ya unas 30 ballenas francas australes fallecidas por el fenómeno natural de la “marea roja”.
Así lo informó este viernes el Instituto de Conservación de Ballenas (ICB). Durante un relevamiento aéreo que se realizó el martes se detectaron otros 12 cuerpos muertos en el Golfo Nuevo, totalizando 30 ejemplares en la presente temporada, desde el 24 de septiembre pasado hasta la fecha.
La hipótesis con más fuerza sobre las ballenas que perdieron la vida es el fenómeno de la “marea roja’, que sucedió en las últimas semanas. No obstante, expertos confiaron a PERFIL que aún no se completaron los estudios definitivos para confirmar esta teoría.
Las costas de la Península de Valdés, en la provincia de Chubut, reconocida por el turismo y avistaje de ballenas, se tornó en un preocupante cementerio al conocerse ya unas 30 ballenas francas australes fallecidas por el fenómeno natural de la “marea roja”.
Así lo informó este viernes el Instituto de Conservación de Ballenas (ICB). Durante un relevamiento aéreo que se realizó el martes se detectaron otros 12 cuerpos muertos en el Golfo Nuevo, totalizando 30 ejemplares en la presente temporada, desde el 24 de septiembre pasado hasta la fecha.
La hipótesis con más fuerza sobre las ballenas que perdieron la vida es el fenómeno de la “marea roja’, que sucedió en las últimas semanas. No obstante, expertos confiaron a PERFIL que aún no se completaron los estudios definitivos para confirmar esta teoría.
“Todos los individuos hallados durante el relevamiento aéreo se encuentran en un estado de descomposición avanzado, sugiriendo una fecha de muerte en un lapso de tiempo similar (a los anteriores ejemplares) y que muchos se encuentran en áreas de difícil acceso”, explicó el director científico del ICB, Mariano Sironi.
La primera adulta muerta esta temporada fue reportada el 24 de septiembre. Se habían registrado un total de 18 ejemplares adultos y juveniles sin vida hasta el 10 de octubre en diferentes áreas del Golfo Nuevo, previo al relevamiento aéreo, precisó el parte.
La Marea Roja
Aunque aún no se han confirmado las causas de la mortandad, los expertos trabajan sobre la hipótesis que relaciona esas muertes con intoxicación por “floraciones algales nocivas”, también conocidas como “mareas rojas”, debido a que en muestras de algas y bivalvos se detectaron niveles muy altos de biotoxinas.
“Dieron muy altas las toxinas por la marea roja, pasa siempre en esta época del año y hay que esperar”, advirtió el director de Fauna y Flora de la provincia de Chubut, Fernando Bersano, en diálogo con este medio.
Se trata de un fenómeno natural pero potenciado por las actividades humanas que, según los expertos, está llegando a su fin. El jueves pasado se registraba una fuerte reducción de las biotoxinas en la zona, al bajar de 18.000 a 2.700 unidades.
El Golfo Nuevo y Península Valdés, paraísos del turismo y de los biólogos marinos, recibieron este año unas 1.420 ballenas francas australes, el mayor número en 51 años y a un siglo de prohibirse su cacería comercial, una noticia alentadora que se empañó con la mortandad registrada desde el 24 de septiembre, a 1.300 km al sur de Buenos Aires.
El fenómeno de la marea roja sucede siempre entre la primavera y el verano, pero Bersano confió en que “hacía años que no pasaba esto, pasó en 2007, donde hubo un mismo nivel de toxinas, pero sin mortalidad. Algunas veces es tóxica y otras no“.
La marea roja genera que cuando se calientan las aguas, prolifera el fitoplancton y determinadas especies liberan una alta cantidad de toxinas. “Se apunta a eso, que las ballenas comen en el Golfo unas tres toneladas de estos bichos, los filtran, e ingresan muchas toxinas”, confió Bersano.