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¿Por qué 2024 es un año bisiesto? 

Cada 4 años, nuestros calendarios se ven alterados por la entrada de un día extra: el 29 de febrero. Este hecho, que puede llamar mucho la atención la primera vez que se descubre está condicionado por una falta de armonía entre el calendario gregoriano, el actual y utilizado en occidente, con el año solar, es decir, el tiempo exacto que la Tierra tarda en dar una vuelta alrededor del Sol.

El año bisiesto hace referencia a un año que aparece cada 4, caracterizado por presentar un día extra en el calendario, y que sirve para corregir el desfase existente con la duración de un año solar. Y es que, fuera de lo coloquialmente sabido, el tiempo que tarda el planeta Tierra en dar una vuelta alrededor del Sol es algo más de lo que se piensa: exactamente 365 días 5 horas 48 minutos 45,10 segundos. Como el calendario usado en occidente desde el año 1582, el gregoriano, dispone únicamente de 365 días exactos, requiere que cada cuatro años haya que corregir esa acumulación no cuantificada de tiempo: ¼ de día cada año.

Retrato de Gregorio XIII, creador del calendario gregoriano,  realizado por Passarotti.

Sin embargo, como aun así se está haciendo una pequeña aproximación a que un cuarto de día se obvia por año, con el paso del tiempo, se seguiría presentando un pequeño desfase. Por esa razón, el calendario gregoriano presenta una diferencia entre dos grupos de años: los seculares y los no seculares. Así, los años seculares serán los múltiplos de 4, mientras que los no seculares serán múltiplos de 400. De esta forma, se eliminan como bisiestos a 3 de cada 4 años seculares. En otras palabras, los años 1800 y 1900, pese a ser divisibles por 4, no lo son por 400, por lo que no fueron años bisiestos, sino comunes. Por su parte, el año 2000, como es divisible tanto por 400 como por 4 sí que se consideró un año bisiesto.

Así, el calendario gregoriano cuenta, en realidad, con ciclos de 400 años, en los que hay 97 años bisiestos y 303 comunes, dando como resultado años de 365, 2425 días. De esa forma, la diferencia con el año solar queda reducida a algo menos de medio minuto por año.

CALENDARIO JULIANO

Sin embargo, ya los egipcios contaban con un calendario que tenía en cuenta ese posible desfase con el año solar. De hecho, cuando alrededor del año 48 a.C. Julio César viajó a Egipto, quedó fascinado por la exactitud y eficiencia de su calendario. Y es que, por aquel entonces, los romanos tenían un calendario caótico, donde reinaban unos grandes desfases debido a su imprecisión. Fue entonces cuando César pidió al académico Sosígenes de Alejandría la tarea de diseñar un calendario que se adaptase a la grandeza del Imperio Romano.

Influido por el egipcio, Sosígenes definió un calendario de 365 días que contase con uno adicional cada 4 años. Sin embargo, la adaptación a ese tipo de almanaque fue muy difícil debido a los enormes desfases del calendario antiguo. De hecho, para hacer el salto de uno a otro, los romanos tuvieron que vivir un año de 445 días. Ocurrió en el 46 a.C. y pasó a la historia bajo el nombre de “año juliano” o “año de la confusión”.

Julio César, divulgador y promulgador del calendario juliano.

No obstante, ese día que añadía el calendario juliano cada 4 años era, en verdad, una jornada tras el 23 de febrero y no el 29 de febrero. Es más, los romanos acostumbraban llamar calenda o “kalenda” al primer día de cada mes, por lo que, si el 24 de febrero representaba el sexto día antes de las calendas de marzo –ante diem sextum kalendas martias-, el día añadido tras ese 23 era añadirle un día a lo anterior, por lo que lo conocían como ante diem bis sextum kalendas martias. Con el tiempo, ese día pasó a ser llamado bisextum o bisiesto, tal y como hoy en día.

National Geographic

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